«Hasta que Dios lo decida y mi corazón deje de latir estaré en el fútbol»: Lissa Cardozo, portera de Deportes Quindío
agosto 18, 2017

Con 21 años, la vida deportiva de Lissa Cardozo podría ser admirada por cualquier futbolista en nuestro país. Con la Selección Colombia Sub-17, disputó el Suramericano de Sao Pablo (Brasil) y el Mundial de Azerbaiyán, con el Club Generaciones Palmiranas, participó en Copa Libertadores y este año hizo parte de la primera Liga Profesional de Fútbol femenino en Colombia desde la portería de Deportes Quindío. Lissa habló con nosotros de sus inicios, su experiencia en el fútbol y de sus sueños.

¿Cómo nace su amor por el fútbol?

Esto va más allá de un sentimiento. Es poder hacer algo en tu vida con gusto, con placer, con esos deseos de no dejarlo de hacer, que tu alma se sienta completa.

A los 8 años ingresa a su primera escuela formativa, ¿cómo llega allá?

Fue gracias a un amigo de infancia; jugábamos fútbol, pasaba mucho tiempo con él, pero los martes y jueves siempre me dejaba sola; fue ahí donde me invito a hacer parte de su equipo.

En esta escuela formativa usted era la única mujer, ¿cómo fue esa experiencia de compartir equipo sólo con hombres?

Me sentía muy bien. No puedo negar que muchas veces eran rudos, pero la verdad el fútbol ha sido mi mejor psicólogo en la vida. Sabía que no era tan fácil estar en él, pero asumí el reto. 

En el 2005, hace parte de un grupo femenino, ¿cómo asume ese cambio, pasar a entrenar con sólo mujeres?

Fui muy feliz al darme cuenta de que estaba rodeada de niñas como yo, que les emocionaba, al igual que a mí, tener una pelota en los pies; me sentía en familia, sin desmeritar al equipo masculino. Este cambio me motivó a esforzarme más. Me emocioné mucho el día en que mi papá me dijo que ya me tenía un equipo femenino. 

Lissa continúa con la formación como futbolista y en Palmira ya empieza a ser reconocida como una arquera en formación, ¿Cómo llega usted a esta posición?

Cuando ingresé a la Selección Palmira lo hice como delantera, para mí era muy emocionante meter un gol y que tus compañeras se lanzaran a ti para celebrarlo, pero era muy complicado poder jugar porque casi no había niñas de mi categoría. En uno de los entrenos, donde me tocaba esperar el turno para jugar, la única posición que estaba habilitada era la de portero, al principio lo pensé, por la cuestión de los pelotazos, pero lo intenté. Ese día me fue muy bien, el técnico, sorprendido, me felicitó y decidió que continuara en esa posición. Ha sido hasta el momento la posición que me ha dado las oportunidades más grandes. Ahora ya no meto goles, evito que los hagan.

El 2012 es decisivo para usted, ¿por qué?

Sí. Estaba a punto de graduarme de bachiller, las cosas no estaban muy bien en la Selección Colombia sub 17, de la cual ya hacía parte. Para ingresar tuve que sacrificar muchas cosas, pero iba a ser la primera vez en ir a un mundial. Sin embargo, no fui titular y el único partido que jugué lo perdimos 5 – 0 frente a Brasil. Me dieron ganas de dejar el fútbol, sentía que había defraudado a los míos. En mi mente sólo se repetían los 5 tantos del partido. Pero el hecho de saber que íbamos al mundial en Azerbaiyán me dio la fuerza necesaria para levantarme y entrenar más. Con esfuerzo logré la titular en ese campeonato, ser bachiller y sentirme la mujer más feliz.

En este año se crea la Liga Femenina y usted tiene una notable representación en el Deportes Quindío, cómo fue su fichaje.

Siempre lo diré donde vaya, nunca pensé llegar al Deportes Quindío, como dicen por ahí, no tenía la ficha clave para poder ingresar. Fue gracias a la gestión de una compañera de fútbol que llegué a Armenia el 4 de enero del 2017 a conversar sobre la posibilidad de estar en el equipo.  Cuando me informaron que ya pertenecía a él, me dijeron que mi permanencia dependía de mi trabajo, esfuerzo y disciplina.

¿Qué enseñanzas le deja este primer campeonato profesional?

Ha sido un despertar para las jugadoras que aún no han comprendido lo que tienen en las manos, la oportunidad más grande de poder hacer lo que nos gusta y hacerlo desde la rama profesional. Quiero agradecer a todas las personas que hicieron de este sueño algo real.

Está estudiando Sociales, Artes y Humanidades de Profesional en Psicología, ¿cómo alterna su tiempo entre los libros y las canchas?

Se llama disciplina. Trato de regular mis días, en donde estas dos fases puedan tener un tiempo determinado e independiente.   

Profesionalmente hablando, ¿cuál ha sido la decisión más importante que ha tenido que afrontar?

Tener que escoger entre ir a un mundial o presentar las pruebas del estado, esa decisión fue fundamental para mi vida, pero como me lo dijeron una vez MUNDIAL es MUNDIAL, esa oportunidad no se me iba a presentar dos veces.

¿Hubo algún suceso que la desmotivara a seguir adelante en esta carrera?

Nunca he desistido. Hasta que Dios lo decida y mi corazón deje de latir estaré en el fútbol. Por eso, después del mundial seguí adelante, cada pérdida me hace fuerte, he podido llegar a la conclusión que el fútbol es eso, el cómo te levantas después de una derrota. Lo único que me separaría del fútbol sería una lesión sin cura, pero estoy segura de que hay Lissa Cardozo para rato.

¿Qué les diría a aquellas mujeres que quieren dedicarse al deporte, en especial al fútbol?

Que sueñen, pero con seriedad; que estén listas para este sueño. La vida del fútbol femenino en Colombia apenas empieza. Vale la pena soñar, luchar, trabajar, esforzarse, el futuro depende de nosotras, que no dejen lo que nos identifica como mujeres y lo que nos diferencia del fútbol masculino; que no olviden porqué elegimos jugar este deporte, pero que antes de ser futbolistas, somos personas.