Myriam Guerrero, primera capitana de la Selección Colombia, fue elegida para darle nombre al estadio Deportivo Cali, durante la final de la Liga Femenina BetPlay DIMAYOR 2021 en homenaje a todas las mujeres deportistas del país.
La capitana habló con la DIMAYOR y expresó lo emocionada que se sentía de que, por una noche, un estadio llevara su nombre: «valió la pena haber luchado y demostrado que había mujeres que queríamos dedicarnos al fútbol. Esto es un homenaje para todas las que han trabajado en estas tres décadas».
Guerrero empezó su recorrido en el balompié muy pequeña. Ella lo definió como un acto de valentía, porque en ese tiempo no se solía ver a muchas niñas con los guayos puestos. Siempre le encantó el deporte, aunque pensó en ser odontóloga, «en mi radar no estaba dedicarme a esto, pero mi profesora de Educación Física me motivó y ahí cambió el rumbo de mi vida», manifestó.
Empezó a estudiar Educación Física en la Universidad Pedagógica Nacional y junto a su entrenador, Juan Carlos Gutiérrez viajó a Moscú para especializarse en fútbol. «Allá es donde empieza mi historia en las canchas. Regresé a Colombia en 1991 y por primera vez se organizó un cuadrangular femenino en Bogotá, no dude en presentarme».
Jugó en el club Deportivo Vida, de la mano del profesor Ramiro Alfaro, también en la Selección Bogotá y tuvo el privilegio de vestir la primera camisa del cuadro nacional femenino en 1998 para disputar el Sudamericano en Mar del Plata, Argentina, una experiencia que ella misma describió como «inolvidable».
«Ganamos dos partidos, perdimos dos y en la clasificación general quedamos quintas. Recuerdo que, aunque nuestro bus no decía Selección Colombia, una de mis compañeras- Patricia Vanegas- pinto un cartel para que la gente supiera que éramos nosotras las que íbamos ahí. Además le anotamos un gol a Brasil, un equipo al que nadie le había podido marcar, por supuesto, lo celebramos como si hubiéramos ganado una final», contó la de la cintilla.
En 2001 decide retirarse, pero en 2002 el balón la vuelve a llamar, solo que esta vez para parase en la raya. «Como directora técnica quede dos años campeona con Bogotá 2002, 2003 y 2004 ocupamos el cuarto lugar en los juegos nacionales», relató.
Aunque por algunos años a estado al margen de los campos, hoy siente que todo el esfuerzo que se hizo durante 30 años está dando resultados: «Dios nos dice que el que con lágrimas siembra, con regocijo cosecha y, a pesar de que al inicio fue duro, hoy la felicidad de miles de niñas nos deja ver que valió la pena. Hay que seguir avanzando, porque el fútbol femenino es un diamante en bruto, debemos continuar tallándolo, porque aún no tenemos ni la menor idea de lo que puede lograr», concluyó.
Mañana 12 de septiembre el Coloso de Palmaseca llevará su nombre. El homenaje simbólico quedará como un tributo para la historia del fútbol femenino de nuestro país y servirá como ejemplo para que en Latinoamérica se sumen al movimiento que busca generar más estadios con nombres de figuras y personalidades femeninas para que sean bandera en la lucha por la igualdad de género.
Escuche aquí la entrevista completa con la ex futbolista: